Dragones - Comparten nuestra historia...

Publicado por Angelopolix 14.3.09


Dentro de muchas leyendas que se cuentan en el mundo existen dos que son de llamar la atenciòn; la primera es una leyenda china llamada Los Hijos del cielo (título que recibían los soberanos en China) tenían relación estrecha con estos inclasificables saurios, a punto tal que se afirma que “el rey de los dragones fue al mismo tiempo el padre de la primera dinastía”. Pero, claro está que, tomando al pie de la letra lo dicho, resulta absurdo por completo el uso de un criterio zoológico para desentrañar el misterio de tales supuestas “bestias primitivas”, ya que, por más que lo intentemos, no podemos imaginar a cierta especie de reptil volador dirigiendo el destino del imperio (como padre de la primera dinastía), de modo que suponemos lícitamente que la explicación debe de orillar otros rumbos. Por otra parte, está escrito que “los hombres santos y los soberanos habían montado también en dragones, como los dioses”, y ello nos invita a realizar comparaciones con otras descripciones del pasado sobre constantes viajes aéreos, sea en “pájaros de trueno”, “serpientes aladas” y demás rarezas, protagonizadas por los dioses y determinados personajes clave en las respectivas historias de los más diversos pueblos, casi obligándonos a concluir que no estamos ante simples “coincidencias de la imaginación”.


¿Sera un cocodrilo en la Biblia?

 Desde luego, no deberá sorprendernos la simple solución de los arqueólogos para el “dragón que escupe fuego”. De hecho, otro buen ejemplo en este sentido ya lo habían dado los glosadores bíblicos, para quienes el Leviatán, aquel supuesto monstruo del caos primitivo, era también, ¡cómo no!, un cocodrilo…

 

      Vale la pena recordar ahora cómo se lo describe en la Biblia, en Job 41:

 

(6) “Su cuerpo es como los escudos fundidos de bronce y está apiñado de escamas entre sí apretadas”.

(9) “Sus estornudos relampaguean luz, y sus ojos son como los arreboles de la aurora”

(10) “De su boca salen llamas como de tizones encendidos”.

(11) “Sus narices arrojan humo como la olla hirviente entre llamas”

(12) “Su aliento enciende los carbones, y su boca despide llamaradas”

(14) “Los miembros de su cuerpo están perfectamente unidos entre sí, caerán rayos sobre él, mas no se moverá de su sitio”

(17) “Si alguno quiere embestirlo, no sirve contra él espada, ni lanza, ni coraza”.

(18) “Pues el hierro es para él como paja, y el bronce como leño podrido”.

(19) “La flecha no le hará huir; para él las piedras de la honda son hojarasca”.

(21) “Debajo de él quedarán los rayos del Sol, y andará por encima del oro como sobre lodo”.

(22) “Hará hervir el mar profundo como una olla, y hará que se parezca al caldero de ungüento cuando hierve a borbollones”.

(23) “Deja en pos de sí un sendero reluciente, y hace que el mar tome el color canoso de la vejez”.

(24) “No hay poder sobre la Tierra que pueda comparársele, pues fue creado para no tener temor a nadie”.

 ¿Cocodrilo? Con toda seguridad, si así fueran los cocodrilos nadie se hubiera atrevido nunca a hacer con ellos zapatos y carteras…



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