Pero lo que el cruel dragón marino no razonó es que la sirena coquetona una segunda intención abrigó: queria tener la atención y poder así callar a su vociferante corazón. Mas el bribón no tuvo en ningún momento tal noción por lo que con su sonrisa macabra al pilar de la sirena se marchó, al no encontrarla, en un cómodo sofá se sentó a esperar al regresar la sirena, con una sorpresa se halló, La esperaba el dragón marino con una sonrisa mordaz y en su mente una poesía falaz.
Incitóse a la sirena a cumplir lo pactado y esta, valiente por fuera pero temerosa por dentro fue fiel a su palabra, y a las fauces del dragón se adentró mas en vez de encontrar lo que deseaba, solo se vió envuelta en el manto del dolor a sus narices solo llegó el terrible olor de la sangre y la piel quemada; con mil objetos el dragón la vejó desolada y con su terrible inicial grabada la dejó al darse cuenta del mortal fiasco que se llevó llena de dolor, en su cuerpo la alegría se hundió y las lágrimas en la nada de su alma se perdieron contento al ver como le dejó, el dragón marino rió echándole en cara que el desafiarlo idea buena no fue y con un burlón “Supéralo” el villano se despidió.
Pasaron los días, las noches y las tardes también pero la sirena, lejos de superarlo, se hundía aun más: el brillo en sus ojos se apagó y solo el vacío se vió en vez del sollozo del corazón roto, en vez de las lágrimas la risa mordaz, cruel y fría sus labios llenó y la misma fue la música que de su boca salió. A los pocos días, retornó el dragón otra vez y con una sorpresa se halló: encontró a la sirena envuelta en los brazos del jerez con sus ojos muertos y la boca con aroma a vino al principio el bribón estupefacto quedó, pues no sabía que tanto le afectaría lo que ocurrió mas tirándoselas de orgulloso, el dragón se abalanzó sobre la indefensa sirena, la cual reaccionó y un rodillazo lanzó golpeando en el vientre al muy tramposo dragón marino mas este, no queriendo darse por vencido, insistió y sus manos heridas apretó, inflingiendo aun más dolor y la sirena, la muy tristona razonó escapar como un peregrino de repente en la pelea, el dragón se miró las manos y cubiertas de sangre las encontró luego miró las facciones de la sirena y vió muerte en ellas así que sin pérdida de tiempo, las heridas trató de curar tal vez en el fondo el razonó que el dolor en ellas auténtico era aunque el muy soberbio, nunca osó confesarlo en medio de sus querellas Pero la sirena, perdia su voluntad de vivir, ni caso hizo en sus pensamientos se ahogó, y en sus labios la frase “Has perdido, dragoncito” se hizo y deshizo.
El dragón, sin darse por vencido la contradijo con un grueso “Déjate de tonterías, un pilar tienes que cuidar, y a un dios debes servir,¿Que diría el si te encuentra holgazaneando así?” sorda por falta de corazón, la sirena no escuchó y mucho menos razonó que era el modo del dragón instarla a vivir ya que lo poco que quedaba de ella pensaba en tan solo partir, trastornado ya el dragón ante la terquedad de la sirena en un último recurso pensó ya sin medir en las consecuencias en su mente entraría para poder medir las penas que allí moraban. Así lo hizo el dragón, sin darse cuenta ni por un segundo que estaba arriesgando y poniendo en juego todo un mundo por aquella sirena a la que el pretendía dañar a como diera lugar cuando finalmente entró, muchas cosas extrañas vió y entre ellas a dos sirenas gemelas morar una se parecía a la del mundo real, y la otra muy diferente era háblo el dragón con una, y la muy burlona al derecho y al revés le miró tras reírse y sus cadenas agitar, informó al dragón “soy su sombra, soy lo que quedó de ella después de ese día hasta hoy soy la que trae autodestrucción, autocompasión, cinismo y vacío en otras palabras, soy la que creaste aquella vez que tu crueldad me hirió no tengas el descaro de reírte y decir que es débil, nadie lo es tras quedar así”.
Sin salir de su asombro el dragón la escuchó y cuenta se dio que tenía que deshacerse de esta sirena burlona con deseos de muerte iba a lanzarse contra ella, pero sus grilletes la sirena agitó golpeándole de lleno en la boca y esparciendo sangre por doquier la risa macabra de ella llenó todo el oscuro recinto al ver al dragón caer “¿Alguna vez has sentido dolor, dragón del mar? ¿Alguna vez lo has sentido?”. El dragón se levantó, aturdido con aquel golpe, y la sangre de su boca limpió “Estoy acostumbrado a el, sirena estúpida y llorona” dijo burlón “Veo que después de todo, si sientes, al contrario de lo que dices y demasiado, me atrevo a decir, por lo que entonces te contradices ¿por qué no eres mas honesta contigo misma, eh?” inquirió, aun burlón pero la carcajada intensa se hizo, y el recinto volvió a llenar “Mira quien habla de honestidad…” Dijo ella, golpeándole sorpresivamente en la forzuda espalda, callando así la boca suya, mordaz e impertinente“¿Con que moral vienes a hablarme de honestidad, cuando tu eres el primer mentiroso?”.
La sirena, entre risas tétricas, fuertes golpes de cadena descargó sobre el dragón caído “tu quieres que regrese solo para ser tu perra como quieres, no por mi valor de soldado, así que he decir, con mucho gusto y disgusto, que tu “honor” esta muy raído” de repente, una voz tímida, gritó y la burlona sirena su pelea interrumpió era su verdadero yo, el cual ese mismo día despavorido corrió presa del dolor, llevándose consigo las lágrimas y risa de la sirena atónito, el dragón la miró, y vió que era diferente a la que tenía encima largo manto blanco la cubría, pero grandes manchas de sangre también en sus ojos brillaba la vida, y las preciadas lágrimas caían desde la cima “Sombra, detén esta pelea no tiene ningún sentido” dijo luego, con su rostro resentido e hinchado, al dragón miró tu provocaste que me fuera y que sombra tomara mi lugar… Mira esto, ¿Acaso es justo? y lo peor es que no pienso regresar tengo miedo, tengo terror de tus terribles manos le mostró la tela desgarrada y manchada de sangre “¿Ves esto?” el dragón a la manta manchada sus ojos dirigió luego su boca en una burlona y falaz mueca se retorció provocando que sombra riera y que el verdadero yo de la sirena llorara “Si de verdad deseas que regrese, jamás me tendrás de vuelta sombra en algún momento me matará, pues ella me sugiere ideas para morir y sorprendido te quedarías si vieses cuán imaginativas pueden llegar a surgir” no deseando en ningún momento mostrar su desesperación se levantó el dragón aunque algo trabajosamente, pues estaba muy aturdido y hacia el verdadero yo avanzó, sin mostrar ninguna vacilación y su mirada clavó en esos ojos, ya rojos y brillantes de llanto “no puedo creerlo… ¿Realmente… te herí tanto? pude haberte hecho mucho mas daño… Y lo sabes…” “Pues ya lo hiciste…” Susurróse el verdadero yo, sin vacilar “me heriste de muerte, y me temo que no lo “superaré” como dijiste” tras decir eso, una helada brisa sopló, estremeciéndolos a ambos “¿sientes eso?... Dragón del mar…” susurró “sal de aquí ahora… luego puede ser tarde… quedarás atrapado aquí, por siempre… y no existirá para ti ni el mañana, y ni soñar el ahora…”
Alarmado a más no poder, el dragón no pudo creer lo que el otro decía “no te creo regresa… no puedes… no puedes irte así…” A lo que el otro yo, respondióse con una sonrisa, temblorosa “no me temo que no puedo regresar, ya que sombra se ha apoderado de mi ser cuando caiga lo mas profundo de la noche, ese momento será para decir adiós…”“¿Qué tengo que hacer, para que regreses, sirena?” preguntó el dragón y el silencio se hizo entre ambos. La brisa helada volvió a soplar “nada” respondió el verdadero yo “ya no puedes hacer nada” “¡Demonios!” el dragón su paciencia perdió y haló por el brazo a la sirena “ ¡tu vendrás conmigo, lo quieras o no! ¡no pienso tolerar tu desobediencia!” pero la otra, en vez de alterarse, permaneció con una sonrisa, sin moverse “Dragón Marino… a la voluntad de vivir no puedo rendirle una reverencia…” la sirena prosiguió, con su voz suave, y tibias lágrimas rodando por sus ojos “a mis ojos, tu siempre serás el afortunado… por que siempre tendrás mi amor…… hasta el mismísimo fin, te dí lo mejor… pero tu, tu me diste… soledad… ” un portal, de grandes colores, se abrió detrás del dragón marino y el verdadero yo, entre lágrimas de dolor, le empujóse a él y susurró triste “pero a pesar de todo, Dragón Marino… siempre te amaré… por la eternidad…” millares de colores desfilaron por los ojos del dragón que caía, desgarrándose entre gritos por el infinito abismo que a la sirena devoró y que parecía el vacío mismo despertó luego entre fuertes jadeos, estertores y la frente afiebrada y con las palabras de la sirena sonando en su mente ya perturbada “siempre te amaré… por la eternidad…” cuando miró a su lado, con el cuerpo muerto de la sirena se encontró y sintió por primera vez las lágrimas sus ojos afilados punzar se había convertido en el asesino de uno de sus propios compañeros pero no solo eso… cuenta se dio que a extrañarle iba a comenzar conteniendo el llanto, y en brazos del lecho le levantó preparándose así para un privado y trágico funeral muy atrás del pilar, la laguna favorita de la sirena yacía en silencio e imperturbable, amén de fresca y cristalina mas el dragón lejos estaba de sentirse fresco y menos cristalino pues tenía que darle sepultura al marino que el mismo asesinó en brazos lo llevó y se acercó a la laguna, cuya imagen se reflejó y en ella el cuerpo depositó, dejando que el agua lo acogiera en brazos “Adiós” fue lo que el apenado dragón pudo decir su voz estaba ronca, pero de tristeza auténtica “A los brazos de tu amada laguna te traje de modo que en ella en paz puedas dormir y si vuelves en alguna otra vida, procuraré pagar todo lo que en esta pasada vida te hizo llorar” si, esta fue la historia trágica de la sirena y el dragón.
Nos enseña a que cosas nos llevan al desafío y al amor y trae además importantes enseñanzas para nuestras vidas ya que el amor no fenece ni en las tumbas, no hay amor sin dolor, puesto que ambas cosas vienen fuertemente reñidas nunca sabrás lo que tienes… hasta que lo pierdes…..